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La mente del «Guerrero». Parte 2 de 3. Un programa de entrenamiento mental.

Foto del Guerrero

PASO 2LA VIDA ES SUTIL

La vida reside en los pequeños detalles y requiere conciencia y atención. Con el primer paso (tomar conciencia), hemos intentado vaciar la cabeza de «basura» para liberar energía y atención (poder). Ahora, en este segundo paso, recogemos esa atención y la centramos en lo importante y útil.

Dos puntos a tener en cuenta en este 2º paso:

  1. Las cosas pequeñas importan: todo lo que hacemos, no importa lo sutil que sea, tiene un efecto.
  2. El cuerpo y la mente están interrelacionados y forman una unidad.

Serenidad y aplomo

Aquí se distinguen 3 elementos principales:

     1)   El cuerpo (la postura física): una mala postura malgasta poder y tiene efectos mentales. En cambio, una buena postura da un sentimiento de confianza. El lenguaje del cuerpo da señales hacia el exterior y hacia el interior. No hay que encogerse ni “disculparse” por el espacio que estamos utilizando; esto mantiene al ego bajo control.

Ponte de pie de manera equilibrada, endereza la espalda, adelanta las caderas, echa hacia atrás los hombros y ensancha los pulmones.

La cara también es importante, es un centro de control activo. Adopta una mirada de confianza y el cuerpomente construirá un sentimiento de confianza. Mantén la cara relajada de manera deliberada, con un enfoque de “ojos blandos”: tu atención debe abarcar todo el campo de visión y no centrarse en algún punto específico, así los ojos atrapan sutilezas que se perderían, y potencias una mente tranquila y receptiva, en vez de una preocupada por la charla interna.

     2)   La respiración (la integración del cuerpo-mente): Tenemos dos tipos: 1) involuntaria/inconsciente, que expresa el estado de tu cuerpo-mente, y 2) voluntaria/consciente, que influye en dicho estado; por lo tanto, es una poderosa herramienta. Una respiración profunda y regular puede reducir la tensión. Si quieres enviar el mensaje al inconsciente de que todo está bien y de que tú tienes el control, haz un esfuerzo consciente para respirar de forma más profunda, lenta, calmada y continua. Una respiración consciente y relajada tiene lugar en el estómago, mientras que una respiración tensa se localiza más en el pecho.

Hay un ejercicio muy simple y efectivo, que no se nombra en el libro, pero que a mí me gusta mucho por su brevedad (apenas un minuto), simpleza y efectividad. Lo enseña Andrew Weil, un profesor de medicina de Harvard. Aquí os dejo el video explicativo: https://www.youtube.com/watch?v=Cm5dxDX-wbs

     3)   La mente (la postura mental): El aprendizaje (sobre ti mismo y para ampliar tus posibilidades), que es siempre lo que realmente importa, ocurre durante el proceso del desafío. Durante el reto, te esfuerzas al máximo, adquieres conocimiento personal y aplicas ese conocimiento. Aprender y crecer es un proceso de modificación de tus creencias (recordemos que no somos nuestras creencias). Sé abierto de mente; no rechaces nueva información sin antes evaluarla y reflexionar sobre ella. Hay cuatro técnicas para hablar contigo mismo que influyen en tus acciones y que configuran un lenguaje consciente:

–      Actitud de posibilidad: nuestro diálogo interior debe decir: “esto es posible”.

–      Palabras de poder: profundizaremos en ellas un poco más adelante.

–      Hablar de forma asertiva: en una dirección donde los resultados positivos sean posibles. Debemos centrar nuestra atención en hacer algo que nos empodere, no en evitar algo que nos limite. Ejemplo: “voy a concentrarme en la tarea” frente a “no debo desconcentrarme”.

–      Hablarnos mediante preguntas: las afirmaciones no nos brindan opciones. Por otro lado, las preguntas proporcionan información para considerar y envían una señal a tu subconsciente para buscar soluciones. Ejemplo: “este entrenamiento es muy duro” (enfoque pasivo) vs “¿qué puedo hacer para sacarlo adelante?” (te sitúa en el proceso de solución de problemas).

Palabras de poder

Para actuar de manera deliberada, debemos hablar deliberadamente. Existen palabras que NO resultan útiles para el guerrero:

     1)   Éxito y fracaso: en lugar de etiquetar el resultado como éxito o fracaso, enfócate en tus acciones: en lo que te han aportado (qué has aprendido) o en lo que podrías modificar la próxima vez.

     2)   Bien y mal: son términos cargados de significado y representan juicios basados en valores subyacentes. No juzgues; en su lugar, describe. Ejemplo: “qué mal que está lloviendo” frente a “está lloviendo, hoy nos mojaremos”.

     3)   Preocupado: es la expresión pasiva del miedo. Enfréntate de manera activa: no solo te preocupes, actúa para mejorar la situación. Sé proactivo y curioso.

     4)   “Ten cuidado”: este también es un enfoque pasivo. No se trata de «tener cuidado», sino de «prestar atención». Un guerrero no es simplemente cuidadoso; es observador y atento.

     5)   “Tengo que…”: suele decirse cuando aludimos a una tarea que no nos agrada, dando a entender que no tenemos alternativa. Parecemos víctimas pasivas de las circunstancias, pero en realidad, siempre somos responsables de nuestras acciones y decisiones. Ejemplo: “tengo que empezar a hacer ejercicio y cambiar mi dieta” en contraposición a “decido hacer ejercicio y modificar mi alimentación”.

     6)   Intentar: es una muestra de indecisión que te brinda una excusa. Estableces un límite (verbal) a tu capacidad. En lugar de decir “lo intentaré”, un guerrero afirma “lo haré”. Se compromete con el proceso, priorizando el esfuerzo sobre el resultado final. El esfuerzo es algo que se aplica, no que se intenta.

Resumen y objetivos del paso 2 (La vida es sutil). Céntrate en ti mismo.

El paso 1 (tomar conciencia), nos ha ayudado a ser conscientes de las muchas fuentes de poder que poseemos internamente y ha propuesto un sistema interno que valora el aprendizaje y el crecimiento. En este paso 2, tomamos ese conocimiento y moldeamos conscientemente nuestro cuerpo-mente, refinamos el sistema y comenzamos a aplicarlo.

Las cosas pequeñas son inmensamente importantes y cada acto es un acto de voluntad deliberada.

La palabra de acción de este segundo paso es: CENTRAR, centrar la atención como un guerrero.

PASO 3ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD

Aquí utilizaremos nuestra atención y concentración (nuestro poder) para abrirnos paso entre los engaños y las creencias erróneas de la situación o desafío que estemos afrontando. Tenemos una tendencia habitual a culpar a los demás de nuestros propios errores, responsabilizando a otros de nuestros asuntos.

El ego interviene en la elusión de responsabilidades, equiparando la autoestima con logros y actuaciones, con la única finalidad de potenciar una imagen de uno mismo derivada del exterior. Escogemos, elegimos y tenemos que responsabilizarnos de ello. Desear que algo sea de otra manera, enfadarse, culpar o quejarse no ayuda; dispersa la atención sobre asuntos que ya no se pueden cambiar, dejándote pasivo e impotente.

Debemos adoptar una actitud de aceptación: no importa cuál sea la situación, hay que esforzarse por permanecer atentos, pacientes y relajados en cada paso del camino.

Eludir y aceptar

Los dos peores enemigos a la hora de aceptar nuestra responsabilidad son: 1) el distanciamiento de la realidad y 2) el pensamiento pasivo. El comportamiento anhelante («me gustaría que…») encarna ambos. La atención que se pierde en «la fantasía» no está disponible de forma activa para analizar. Esperar es tan pasivo como desear.

De todos los errores, el más pasivo es quejarse y adoptar la actitud de víctima: «pobre de mí…», «todo me pasa a mí…». Cuando no aceptamos nuestra responsabilidad, disminuimos nuestro poder y nuestra capacidad para actuar. Las preocupaciones del guerrero son pragmáticas; aprender cómo responder ante los retos de un modo que incremente nuestro poder es una de sus tareas más importantes.

Describir objetivamente

Nuestras expectativas hacen que perdamos la objetividad. Debemos recopilar información objetiva, la cual es escurridiza.

El miedo puede influir en nuestra objetividad, y el autoengaño y la justificación también son formas de mentirse a uno mismo. Somos bastante creativos con las justificaciones que llegamos a inventar. Se requiere mucha honestidad para eliminar esas pequeñas mentiras. Si dejamos de mentirnos a nosotros mismos, pasamos a la aceptación de la realidad.

Las experiencias pasadas son otra fuente de autoengaño: recuerdos, asociaciones… Por ejemplo: «ayuno-hambre», «competición-sufrimiento». Es necesario separar los dos componentes de esas experiencias. Ser conscientes de ello puede ayudarnos a describir la situación de manera más objetiva y a liberarnos de los aspectos limitadores de experiencias pasadas.

Honestidad radical

Si no eres honesto contigo mismo, tu atención se reducirá y se debilitará por el engaño. Hay acciones con las que eludimos la responsabilidad, como culpabilizar (transfieres la responsabilidad a algo o alguien, eximiéndote de actuar para cambiar el resultado y mejorar la situación) o justificarse (te centras en justificar tu actuación en vez de aprender de ella y pensar cómo mejorarla en el futuro).

Resumen y objetivos del paso 3 (Aceptar la responsabilidad). Afrontar la realidad.

Con este tercer paso, agrandamos nuestro campo de influencia y minimizamos el poder que se pierde en factores que quedan fuera de nuestro control. Dejamos de desear, de echar culpas; crecemos para aceptar que la vida es difícil. Aceptamos la dificultad como algo natural y normal; consideramos los retos como oportunidades, ya que nos proporcionan un modo de aprender.

La palabra de acción de este tercer paso es: ACEPTAR. Aceptar la responsabilidad para aumentar el poder, encontrando paz dentro de las dificultades en vez de malgastarlo tratando de escapar de ellas.

PASO 4DAR

En este paso, vamos a cultivar activamente una actitud poderosa para enfrentar el reto, enfocándonos en lo que tenemos que DAR al esfuerzo, más que en la dificultad del desafío.

La sociedad valora la consecución del logro, pero esto es menos efectivo que incentivar el esfuerzo que lleva a ese logro. Somos educados en una forma de pensar receptora (¿qué vamos a recibir?, en lugar de ¿qué podemos ofrecer?). Con esta “mentalidad receptora” en nuestro interior, esperamos recibir lo que creemos merecer. El guerrero rechaza esa percepción de derecho, pues esperar es un acto pasivo que nos lleva a no esforzarnos. El mundo real no funciona de esa manera; no tenemos el derecho inherente a ser felices, y ningún logro nos proporcionará felicidad de forma automática (al menos no de manera duradera). Lo que sí poseemos, y que nadie nos puede dar ni quitar, es la capacidad de aprender y crecer, y eso requiere esfuerzo. Cuanto más esfuerzo pongamos, más obtendremos. Es la combinación de dar y aprender lo que genera felicidad.

La mentalidad de DAR surge de la actitud de agradecer por lo que se tiene, no solo por lo que nos ha venido fácil, sino especialmente por los obstáculos y desafíos que nos han moldeado.

Lo que no poseemos no nos ayuda a superar el reto. En lugar de lamentarnos por lo que no tenemos o lo que nos ha sucedido, podemos agradecer por lo que sí poseemos, y así sentirnos más empoderados y listos para DAR lo mejor de nosotros, que siempre es más de lo que imaginamos.

Expectativas

Es importante afrontar el desafío con confianza, pero no con un exceso de confianza que implicaría una mala comprensión y falta de respeto hacia él. Si las expectativas son rígidas, no dejamos espacio para que se produzca el aprendizaje. La clave está en poner nuestras expectativas en una actitud de posibilidad, esfuerzo y aprendizaje, y no en el resultado. Es nuestro esfuerzo lo que importa, el acto de DAR; sin él, no hay aprendizaje o crecimiento. Si nos entregamos plenamente al reto, con una expectativa de aprendizaje y con la atención centrada en el momento, aumenta la eficacia y aprendes.

Los desafíos ofrecen la mejor manera de aprender, pero si nos centramos en el resultado, estos podrían convertirse en frustración. Los retos requieren de toda nuestra atención, decisión y compromiso; cualquier cosa que esté por debajo de dar nuestro 100% probablemente nos impedirá afrontarlos, nos frustraremos, nuestra motivación decaerá y esto hará que nuestro compromiso también decaiga junto con nuestra capacidad de esforzarnos al máximo, entrando en un bucle descendente del que es difícil salir.

La mentalidad de DAR se centra en el proceso, en el «cómo»; no se trata de «ser», sino de aprender, para continuar mejorando nuestras habilidades y herramientas para la vida, que están en un proceso de mejora constante. Enriquecer estas habilidades nos da poder personal.

Pensamiento radical

Con un pensamiento innovador y creativo, liberándonos de las ataduras mentales de lo que creíamos y lo que se nos había inculcado, podremos afrontar los retos con más posibilidades de éxito. Lo que nuestro antiguo yo consideraba imposible, el nuevo puede declararlo posible. Es fundamental ver la posibilidad dentro de nosotros mismos para creer que tenemos el potencial de afrontar grandes retos.

Resumen y objetivos del paso 4 (Dar). Concentrar.

La palabra de acción de este cuarto paso es: CONCENTRAR.

Nuestra meta con este paso es concentrar la atención en comprometernos con la situación, en dirigirla hacia la tarea desafiante que tengamos entre manos. Es sobre cómo utilizar nuestras capacidades y aptitudes para sacar lo mejor de nosotros mismos. Si centramos nuestra atención y damos todo en el esfuerzo, ampliaremos nuestra zona de confort y aumentaremos nuestras habilidades. Esa es la meta. No hay que dejarse sabotear por un “pensamiento receptor”.

Foto de Curro Clavero
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